Puede parecer extraño que escriba este artículo justo en la víspera del 8 de Marzo, en la reivindicación de nuestro día, pero cada vez que veo cada una de nuestras peticiones por mejorar nuestra sociedad me lo pregunto.
¿Dónde están los hombres? ¿Dónde estaban cuándo a sus parejas les prohibieron pasar acompañadas a las ecografías en los hospitales? Vi campañas de mujeres pidiendo acabar con ese sinsentido. Incluso vi a algún hombre diciendo que pobrecita su mujer, que tenía que pasar sola. Pero ¿dónde estaba su masificación de quejas? ¿dónde estaba el colectivo de padres poniendo reclamaciones para recuperar SU derecho a ver a sus hijos? Porque no nos engañemos, nosotras podíamos pasar solas perfectamente porque nuestro derecho a ver a nuestro bebé y saber cómo estaba (que es lo que más nos importa en ese momento en concreto), estaba garantizado pero el suyo no. Y ahí estábamos nosotras, salvadoras de nuestros derechos pero también de los suyos, ante un colectivo parado, esperando a que hiciesen caso a las «pobrecitas» de sus mujeres.
¿Dónde están los hombres? ¿Por qué no están luchando con nosotras para aumentar la baja por maternidad, al menos hasta los 6 meses? ¿Dónde están sus quejas masivas para proteger la lactancia y el cuidado de sus bebés durante al menos ese corto período de tiempo?
¿Dónde están los hombres? ¿Por qué no se están manifestando masivamente para que la jornada se reduzca de una vez por todas a algo que sea compatible con la vida y con la conciliación? ¿Dónde están ellos quejándose delante del jefe de que no pueden llevar a sus hijos al médico o a la reunión de la escuela? ¿Dónde están pidiendo masivamente reducciones de jornada, poniendo quejas para poder conciliar, dónde están?
¿Dónde están los hombres? ¿Dónde están sus manifestaciones para que su compañera gane lo mismo que ellos? ¿Para que se acabe el techo de cristal para las mujeres, para sus madres, parejas o hijas?
Porque no nos engañemos, si ellos estuviesen, gran parte de las reclamaciones del feminismo ya se habrían solventado. Pero siguen sin estar, aún con las «nuevas» paternidades o las «nuevas masculinidades», siguen sin salir masivamente para ayudar a mejorar, no sólo la vida del otro 50% de la población, sino la suya propia.
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